miércoles, 13 de junio de 2012

¿DONDE PONEMOS LOS AHORROS?

Los argentinos somos creativos. Aunque debemos admitir que lo somos a fuerza de haber sufrido los embates de la agitada oleada economía argentina y, sobretodo, las aguas “vivas” que trae el mar en esos días de tormenta: las entidades bancarias. En Argentina, de un día para otro, el peso puede pasar a ser austral; luego, peso argentino y, luego, patacón… y no hablo de Patoruzú. Además, los dólares pueden transformarse en pesos, a una cotización conveniente siempre para las aguas vivas, y el ahorro puede pasar de ser un bonito depósito en el banco a ser un bonito que te da el banco para que te lo deposites donde más te guste.

Por todo este contexto histórico de amenaza permanente al que todos los argentinos nos hemos acostumbrado, es que surge en nosotros esa tendencia a la creatividad, no sólo para inventar nuevas formas de conseguir que el salario deje algún margen de ahorro -logro que de por sí debería coronarnos como los reyes de la creatividad-, sino también nuevas formas de mantener a salvo ese ahorro.

Por eso, hoy, señora, nos ocuparemos de hacer un listado que le dará muchas respuestas acerca de dónde depositar sus ahorros: los lugares más creativos para poner su dinero y hacer que esté al resguardo de los ladrones (incluyendo en este conjunto de personas a los bancos, claro).

Antes, y para ser justos con nuestros antepasados, tenemos que admitir que quienes nos precedieron eran más sabios y que rarísima vez llevaban el dinero a un banco. Lo guardaban en casa, escondido muy creativamente. Es decir que nosotros, en este listado, no hacemos más que remixar aquella creatividad.

En principio, empero, debemos aclarar que ya están agotados los escondites que usaban nuestros abuelos: adentro de una tapita de luz ciega, adentro de una latita de porotos vacía, entremezclados entre las páginas de un libro que nunca nadie lee, debajo del colchón (o incluso dentro, si tenía forro con cierre), adentro de los bolsillos de un viejo saco, enterrado en una maceta… En fin, esos escondites ya han sido descubiertos por todos los amigos de lo ajeno.

También conocen algunos escondites más modernos, como, por ejemplo, adentro de un par de zapatos que nunca se usan, debajo de la alfombra que cubre el piso del placard, entre las maderitas de machimbre del techo del galponcito de afuera, dentro de la gaveta que está atrás de la heladera.

Por eso y con el objetivo de buscar nuevos lugares, la creatividad argenta se ha puesto ante un difícil desafío: poner al reparo nuestro caudaloso poder de ahorro.

Yendo cuarto por cuarto, podemos pensar que el baño es el menos indicado para estas cuestiones. Sin embargo, si el volumen del ahorro no es muy grande, puede haber lugares interesantes. No: dentro del rollo de papel higiénico no es recomendable, aun cuando los ahorros no sean gran cosa. Tampoco dentro del vaso utilizado para lavarse los dientes, en el caso que usted no le diera uso. Pero, sí, puede ser efectivo guardar un puñado de billetes dentro del pie enlozado que sostiene el lavatorio (siempre y cuando no sea un mueble) o detrás del espejo del botiquín. Aunque correrá el riesgo de que el efectivo tome olor ambiente y de que, entonces, sea comparado -por su fragancia- con otras sustancias de menos valor económico.

En el dormitorio parece más fácil. Debajo de la mesita de luz, pegado con cinta adhesiva, es una buena alternativa. Pero, para los que tienen taparrollos desmontables, es mucho más eficiente esconderlo allí dentro, bien sujeto puede resguardarse un buen puñado de billetes.

La cocina nos brinda un lugar poco visitado por los ladrones: el lavaplatos. Pero, ojo, no dentro del lavatorio, salvo que usted acumule tantos platos sucios que crea que los asaltantes pasarían por alto el lugar sin revisión. Decimos, más bien, debajo del lavatorio: en la cara opuesta al frente de la pileta, también con cinta adhesiva. Asimismo, detrás de algún zócalo de la mesada, si pudiera desmontarse, o atrás de la alacena (pero nunca dentro).

No recomendamos, bajo ningún punto de vista, guardar los ahorros dentro de un electrodoméstico, puede ser fatal: ponerlos en una juguera para poder exprimirlos no es buena idea; menos dentro del lavarropas, aun cuando crea que le será necesario lavar el dinero; nunca en la TV, la gente que trabaja allí ya gana mucho dinero pero nunca será suficiente; y menos que menos, dentro de la heladera: con el frío, los billetes cambian su aspecto e imagine si los dólares fueran confundidos con lechuga o espinaca, se comería la ensalada más cara de su vida.

Antes de darle nuestro consejo final, tenga en cuenta que, salvo en el caso de que tenga sus ahorros en dólares (poco probable en los tiempos que corren), deberá tener su dinero a mano, porque sino puede pasarle como a mí, que cuando fui a desenterrar del jardín los ahorros de mi abuela, me encontré con unos coloridos billetes de pesos Ley 18.1888: los millones que juntó equivalen hoy, con suerte, a 10 centavos de dólar.

Por eso, queremos avisarle que la mejor idea, siempre, es gastarse los ahorros en vida. Te pueden quitar los ahorros pero quién te va a quitar lo bailado.

5 comentarios:

  1. Feliz cumpleaños!

    Por mi parte, ahora me encuentro ante un fenómeno que era desconocido para mí: tengo cierta capacidad de ahorro. Me pregunto cómo hacer para ahorrar sin que sea en pesos o dólares, ya que ambos pierden valor en todos los países y en toda época.

    De todas formas, pese a que sé que el dólar pierde valor, siento una fascinación hacia estos billetes verdes y estoy enfurecido porque coartan mi libertad de ciudadano para comprar dólares e ir inventando escondites por mi casa y también por fuera de mi casa (suelo dejar dinero debajo de baldozas flojas, por ejemplo, o en las masetas de los vecinos, y tengo planeado acumular muchos dólares y dejar algún gran tesoro en el fondo del mar argentino dentro de algunos años).

    El Ahorrista

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  2. Original, lo que se dice bien original para esconder plata, era aquel lugar que mi finado cliente calabrés tenía en el fondo de su casa en La Tablada. Adentro de latas de conserva usadas, envueltos en bolsitas de nylon, enterraba prolijamente los dólares que todos los meses llegaban desde su tierra natal y con el triste premio consuelo de haberse enlistado en el ejército durante de la segunda guerra mundial. Los metía con sumo cuidado bajo tierra en la huertita, entre hileras de tomates, cebollas y albahacas.
    Un enero, decidió quedarse unos días más de lo previsto en su casita de Las Toninas (tal vez atraído por el buen clima y el pique nocturno en el muelle (capítulo aparte ameritaría hablar del exterminio masivo que los italianos oriundos de La Matanza provocaron durante la última década y sopapa en mano, de las almejas en la costa balnearia bonaerense…)
    Al volver de sus vacaciones, se encontró con el peor escenario dantesco que pudiera imaginar en el fondo de su casa. Los conejos, ávidos de alimento, desenterraron las latas, rompieron las bolsas, y miles de billetes estadounidenses quedaron reducidos por el suelo a un tamaño similar del papel picado de cualquier carnaval carioca de cumple quinceañero.
    Desconsolado por la desgracia, y sin traicionar a su sangre calabresa, el hombre resolvió rápidamente el destino de los malvados conejos: escabeche…

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  3. Muchas gracias a todos los que saludaron por el segundo aniversario de vida de Blogaditos. Afortunadamente fueron muchos y, si empiezo a nombrar, temo olvidarme de alguno. Gracias a los que saludaron vía Twitter, a los que mensajearon vía facebook y a todos los que escribieron al mail cecila@blogaditos.com.ar. Gracias, también, a los que aportan con sus ideas a gestar los blogaditos y a los que, como los dos que comentaron antes que yo, ayudan a enriquecer cada texto con sus ocurrencias siempre muy valiosas. Pablo, lo de tu amigo el calabrés es brillante. Lo del escabeche, no? porque el escondite le resultó muy fácil de descubrir. Ven que no siempre son los bancos los que nos comen los ahorros? Besos y gracias!

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  4. Buena la nota, pero llena devueltas. Es mala la idea de esconder dentro de un electrodomestico no por el peligro de electrocutacion, sino que un ladron lo primero que se lleva son los electrodomesticos.....

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  5. Como siempre, muy buena!!! ja ja. Yo, durante un tiempo los escondía detrás de un zócalo que se había salido. Me daba resultado. Pero, un día, decidí poner el dinero, literalmente, en el zócalo, y lo gasté para arreglarlo. Saludos!
    Luis

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